Sol de medianoche - confirmación de Afi

El año 2100 es tan frío como los sesenta años que le preceden. No, no hemos llegado a Marte, ni hemos vuelto a pisar la luna. No, no fuimos invadidos por seres de otros planetas, la Tierra paso al olvido. No, no hay automóviles que sobrevuelen nuestras ciudades; no, tampoco hemos encontrado un combustible renovable para sustituir al petróleo, y para nuestra desgracia sus reservas están a punto de agotarse. No hemos salvado a las especies en peligro de extinción, ni hemos acabado con el crimen, ni siquiera hemos encontrado una cura para el cáncer. No, no hemos avanzado en nada, bueno si, nuestras armas son más poderosas, una necesidad para poder sobrevivir...

Si el año 2100 es tan frío como los sesenta años que le preceden. Sesenta años de eterno invierno, nieve y frío, de noches que duran veintiuna horas, y de un sol débil que solo brilla en la medianoche, apenas tres jodidas horas...Sesenta años de terror y monstruos, que nos cazan, monstruos que nos matan, monstruos que nos condenan a una vida casi incomunicada.

¿De donde aparecieron?...Salieron de la tierra que temblaba, de la nieve que nos helaba, o fueron traídos por el mismo viento del norte. Qué importa su origen, simplemente son seres que nos amenazan y la noche es su mejor aliada.

Nosotros fuimos los que destruimos el mundo en el que vivíamos: nuestra polución, nuestros vertidos, nuestros desperdicios, y toda la mierda que tiramos, fueron las encargadas de producir un cambio climático irreversible. El cielo se nublo durante años, el solo apenas era capaz de calentar a nuestras plantas, la nieve cubrió todo el planeta, la mayor parte de los animales no consiguieron adaptarse, una extinción masiva, de la cual solo los animales que vivían en climas extremos consiguieron salvarse. Irónico, ahora los osos polares son los animales más abundantes del planeta.(¡No es agradable cruzarse con un oso de cinco metros, eso seguro!).
Sí, los dioses nos condenaron, las nubes acabaron por desaparecer, pero el cielo no era azul, como lo recordábamos, ahora era negro la mayor parte del tiempo, la orbita de la tierra pareció verse alterada, debido al gran terremoto que destruyó la mayor parte del hemisferio sur, fragmentándolo y convirtiéndolo en tierras deshabitadas, en glaciares que guardaban el recuerdo del pasado.

Y ese terremoto unido a la larga noche fue la que nos hizo descubrir a los monstruos con los que habíamos convivió durante generaciones. La mascara que cubría nuestra ignorancia también se había roto. La raza humana casi mermada tuvo que aprender a convivir con todos los males que nos habían maldecido. Algo parecido al Apocalipsis, algo parecido a un frío infierno.

No todos nos hemos resignado, algunos todavía tenemos esperanza. El sol de la medianoche vuelve a salir, un sol que no es capaz de calentar la Tierra, pero que todavía es capaz de calentar nuestros corazones.