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Muchos se han preguntado cómo realmente se creó el Universo, la Tierra y los seres humanos, lo que hoy en día somos. ¿Habrá sido por obra y gracia de Dios? La Biblia, muchas veces lo plantea así y el Génesis es prueba de ello pero, ¿todo será tal cuál lo pinta?

Se dice que antes de la Creación del mundo, existió un ser llamado Lucifer, que en latín significa Portador de Luz. Él era uno de los ángeles de Dios, hermano de Gabriel –conocido como el ángel mensajero– y además, el más hermoso de todos. Él, de una u otra forma, cayendo en el pecado de la soberbia quiso ser mucho más poderoso e importante que Dios, revelándose contra él. Aquella situación no le agradó nada al Señor y como castigo ante tal traición, envió a Lucifer a la tierra y éste último, ya siendo un ángel caído en ese momento, arrastró consigo a un tercio de las estrellas del Cielo, los cuáles eran ángeles.
Mucho después de eso, Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza: Adán y Eva pero ¿será así? Lo que muchos desconocen es que en realidad la primera mujer y esposa de Adán en pisar la Tierra fue Lilith quién, cansada del machismo y la superioridad que su marido representaba, se marchó del Edén por su voluntad, dejando al hombre solo. Lejos del “alero” de Dios, encontró refugio en las huestes de Lucifer, el ángel caído, transformándose así en un demonio pero no uno cualquiera, sino que uno indomable, independiente y libre tanto como el mismísimo viento pues Lilith no podía ser manipulada ni mucho menos por el hombre. De allí nacería el mito de los súcubos pues ella maldijo a quiénes quisieron atraparla y someterla con inmiscuirse en la mente de los hombres y corromperlos para crear a sus nuevos hijos, los cuáles habían sido asesinados por sus captores: los ángeles.

Aún así, los problemas continuaron. Ángeles y Demonios querían mantener el control; los primeros se mantenían bajo las órdenes de Dios, cuidando y resguardando a cada uno de los seres que pisaban la Tierra, mientras que los Demonios –la mayoría ángeles caídos y almas corrompidas y devastadas- ansiaban con quedarse con el poder del Supremo…


Y nos narran historias, cuentos que no pueden ser comprobados con total verdad, puesto que no sabemos si realmente son ciertos, los demás optan por creer en ellos por mera cultura, por un concepto relacionado con la religión que han inculcado en sus vidas desde del día de sus nacimientos llamémosle tradición. Para todos los ignorantes, sin embargo, la creación sigue siendo un misterio, muchos son reacios a creer en algún ser supremo y niegan toda posibilidad de que existan espíritus o seres sobrenaturales, y son ellos mismos quiénes podrían cambiar rotundamente de opinión.

A través de los años, los humanos, pobladores del globo, no han causado si no destrucción y daño al mundo mismo, y tras milenios de existencia, tanto razas demoníacas como celestiales han observado esto, desde el cielo y, desde el inframundo. Ni siquiera es necesario compararlo con la cajita que poseía Pandora, puesto que todas las catástrofes naturales que han acontecido al planeta a lo largo de la historia, no son más que obra y gracia de la humanidad misma, dejando escapar todos los males posibles y esparciéndolos por doquier. ¿Y por qué lo hacen? Existen una respuesta que abarca todas las incógnitas posibles que parten desde éste principio, pero todo debe explicarse desde el comienzo y, retomando lo dicho, he de decir que lo que el catolicismo plantea es falso… Han hecho creer a los humanos desde tiempos remotos, que el Diablo fue vencido en la cruz, al Jesús – hijo de Dios – morir en ésta, morir y sacrificarse por todos los pecados. ¡Blasfemias! No son más que utopías que suenan bien a los oídos de creyentes, el demonio no ha sido vencido, porque no es sólo uno, son miles. Los demonios además de observar, se han ido encargando personalmente de seducir a cada humano para así causar destrucción y desgracia. Secuestros, asesinatos, robos, estafas, violaciones, engaños, trampas, envidia, egoísmo, individualismo, apatía, negatividad, odio, abusos… Todos ellos conforman la esencia que consume al mundo tal como lo conocemos actualmente y en cada época. Esto es, lo que ha provocado la decepción de Dios.

Ciertamente, no se ha dejado de lado la guerra vigente y sin tregua entre Ángeles y Demonios, un conflicto bélico sin límites. La misericordia del Señor es sólo una lejana fábula que han contado a los niños para que puedan dormir por las noches, el tiempo se agota en cada milésima de segundo, no hay más período que otorgar. En toda guerra hay un bando claramente bueno y otro claramente malo. Aquellas personas que piensen que las cosas no son ni negras ni blancas, están en medio de un terrible error. Frente a frente, pronto se encontrarán unos ante otros, sin opción de dar un paso atrás. No se trata sólo del Juicio Final o la desilusión de Dios, es algo que trasciende desde el principio de los tiempos, desde la primera rebelión y mucho más allá de toda actitud personal y, hemos de decir que… Absolutamente nadie está a salvo.





Dios observaba La Tierra, mirando como actuaban los humanos, la desolación reinaba entre ellos. Así, pues, llamó a los ángeles, sabiendo que eran los indicados para ayudar a aquél reino que había creado. Sucedió de aquella forma, cada ser celestial tenía una tarea especial. Bajaron a La Tierra, con aptitudes y cuerpo humano, comenzando a formar parte de la comunidad de hombre, cumpliendo su tarea. Devolver la fe a la humanidad, crear esperanza y sanar los corazones heridos. Ésa era la importante responsabilidad del grupo.

Sea cual fuere el caso, como los ángeles conocían perfectamente su misión y sus virtudes, que no eran más virtudes guiadas por el amor. No obstante, algo terminaría por desviar aquello que Dios había planeado...
Al tener un cuerpo humano, empezaron a sentir, simplemente sentir. El descubrimiento de aquellos sentimientos los dejó indefenso a toda tentación, y así empezaron a aplazar aquella misión que el Padre les había encomendado. Algunos, desviados completamente por aquellos sentimientos que los invadieron, se entregaron a ellos y simplemente vivieron. Pero no sólo los ángeles se vieron afectados ante tal cambio; los demonios, que habían sido también enviados por Lucifer, se vieron con la guardia baja ante las sensaciones que se experimentaban siendo humano.

Aturdidos y confundidos, aquellos seres terminaron por obviar la tarea y establecerse definitivamente en aquél lugar terrenal, como humanos, como parte de ésa civilización, ciudadanos que incluso llegaron a formar familias. Pero toda acción tiene consecuencias, la principal fue el surgimiento de una nueva raza, una que incluso ignoraría su condición por su apariencia humana; Los Mestizos. Divididos en dos especies, Nephilims; híbridos de ángel y humano, y Daimones; híbridos de demonio y humano.

Oxford, Inglaterra. 2011.

Nos situamos, para ser exactos, en Magdalen College, una de las Universidades más prestigiadas de toda la nación. Pero no es exactamente ése el mayor atractivo del lugar. Hay cosas que algunos ignoran y que, están apunto de descubrir. Pero para eso, primero debemos ir al inicio de todo. El latente Apocalipsis se acerca y sólo esto ha ocasionado que demonios y ángeles de los más importantes, hayan llegado a poseer a simples humanos, por un lado están quiénes fieles a Dios, apoyan éste principio, dando a entender que el final de lo tiempos es algo que debe suceder, y sin embargo otros, han decidido crear un proyecto para evitar así, la destrucción de todo el mundo como se conoce; La Redención, una idea que nace desde la mente más retorcida en el Universo, el mismísimo Lucifer, seguido por su hueste, buscando aliados y partidarios de lo que sería someter a los humanos a procrear con éstas especies para así, seguir haciendo Mestizos. Formando un nuevo mundo, dónde los habitantes han de ser únicamente criaturas sobrenaturales puras y, las mezcla de ellas. Y es por eso que Dios ha enviado a sus ángeles a luchar.

Todo esto se desenvuelve en Magdalen College, puesto que en cada pasillo camina un demonio o un ángel con apariencia humana, hombres poseídos por dicho ser, siendo desterrados de su propio cuerpo, mentes enterradas en otro lugar, rodeados de simples hombres y mestizos creados anteriormente. Daimones, Nephilims, algunos ignorantes, otros conscientes, la guerra de bandos jamás terminó y no parece querer hacerlo, no hay tregua, todos ansiosos por cumplir la misión encomendada y los otros, intentando impedir a toda costa que las cosas lleguen a su fin. Y éste no es el único problema. Conflictos trascendentales embargarán al bien y al mal; los poseedores del cuerpo les están humanizando, resistentes a abandonarlo del todo, creando confusión y desenfoque total, desviando a cada especie de su misión primordial, impidiendo que lo que debe pasar efectivamente suceda, que ocurra. En lo alto de los cielos, Él observa esto, manteniéndose calmo. Poco a poco, ángeles y demonios se ven envueltos en la misma historia de hace años, y al parecer, ésta vez, los más fuertes, están aquí para quedarse. Dos misiones opuestas, confusión y una guerra por delante.

Las cartas están sobre la mesa y, está en tu manos decidir el futuro. Tú eliges el bando, el resto, es cosa de lo que él mismo porvenir depare. Pero hay algo que debes grabar a fuego en tu mente: No puedes huir.